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¿Cómo saber dónde uno está parado?

jueves, 16 de mayo de 2013

Cuál es el verdadero estado de uno mismo? De mi medio más inmediato, de la ciudad, del país y finalmente del mundo?

Qué opciones tengo, como ciudadano vulgar para referenciarme?

Una posibilidad son las noticias que se informan desde los distintos medios de difusión (tv, radio, internet, diarios, publicidad, etc.). Aunque no es muy difícil advertir que no sólo se privilegian ciertos hechos sino que le dan valoraciones en muchos casos opuestas. Sin dejar de mencionar frecuentes “delirancias” sin fundamento y otros casos donde afirman hechos que aun no pasan para que comiencen a suceder.

Ante esta cantidad de información, noticias y demás que hago?

Por algún tipo de afinidad voy convergiendo con ciertos puntos de vista y niego otros. Aunque esta postura, a veces mecánica, es decir no pensada o reflexionada, me puede llevar a errores de apreciación o lo que es lo mismo, repetir como un loro lo que de algún modo se me filtró en la cabeza, desde algún “medio” en las actividades cotidianas.

Claramente tengo una vida que vivir y si tengo que pensar seriamente sobre todo el fárrago de información que recibo, aun suponiendo que me diera el tiempo material, probablemente dejaría de ocuparme de casi todo. Por lo tanto aunque no esté mirando la tv o leyendo un diario, de algún modo extraño se me introducirá la información del día, ya con alguna valoración que obviamente no será la mía.

Otra opción que tengo para referenciarme o como decía al principio “saber donde estoy parado”, es la de la autosuficiencia individual. Expresado por ejemplo así: “… a mí no me vengan con cuentos yo trabajo, me ocupo de mis cosas y lo demás no se…”

Postura interesante, quizás para escucharla de un cirujano cuando está a punto de realizar una operación a corazón abierto, aunque dudo de su utilidad como actitud vital…

También debo reconocer que soy cambiante, a veces creo una cosa a veces otra, no sólo en grandes franjas de tiempo sino en un mismo día. Por lo tanto el aislamiento del individualismo, no es ninguna garantía de que pueda darme parámetros certeros para direccionarme en la vida. Me bastaría recordar, ojala pudiera, que fueron mayoría las veces que erre de las que acerté, aunque claro tiendo a recordar sólo estas últimas.

No quiero encerrarme en esta reflexión y no encontrar una salida…

Me surge otra opción, son las estadísticas. Hay infinidad de “estudios”, por ejemplo sobre política, consumo, salud, etc., etc. Con cierto trasfondo “idealista”, me digo, las estadísticas no mienten dan la información que es, por lo tanto me puedo apoyar en los resultados que arrojan y tener una visión ajustada de la realidad.

Sin embargo, no estoy muy seguro que las estadísticas que tenemos sean verdaderas o si las verdaderas son las que se quedan quienes hacen o pagan el estudio. Este método, que por supuesto en sí mismo es discutible, hoy es una herramienta más de “mercado”. Por lo tanto no me parecen confiables en general los datos con que nos informan…

Se me van reduciendo las salidas…

Otro recurso, dentro del campo de lo más individual, es que le “seda” mi cabeza a algún “tutor”, personaje o algo así. De manera de quitarme la responsabilidad de pensar por mí mismo y retrotraerme de este modo a mi etapa más infantil donde los adultos me evitaban males y me enseñaban a moverme en el mundo.

Esta variante está disponible y las hay de distintos tipos, pero no pareciera durar mucho tiempo la rectitud de vida de estos “seres especiales” y francamente la vulnerabilidad de las personas, aun de los que se muestran como “diferentes” en algún campo, no parece ser un puerto seguro al que anclar la nave…

Sólo basta ver las ocasiones donde se modifican las situaciones que le dieron preeminencia a estos personajes y la “marcha a contrapelo” que intentarán tratando de restaurar infructuosamente condiciones similares a las de “sus mejores días” poniendo en evidencia así, además de su temor al cambio, que aquel pedestal no lo habían construido ellos mismo, por el contario “emergieron” gracias a una infinidad de factores, además de sus talentos.

Para terminar con este pequeño listado de posibilidades, rescato una más: Volver a viejos valores, que no por antiguos, quiere decir que no sirvan y si tanta gente los sostiene por algo será…

Sin embargo en mi juventud busque nuevas cosas, es decir aquellos valores que se me impusieron culturalmente, por alguna razón no encajaban con mi existencia de aquel entonces y no los seguí…

Acá tengo por lo menos dos opciones, la primera es creer que en la juventud uno se equivoca por lo tanto esa nueva búsqueda que intenté fue parte de la idiocia o locura de esos años.

La otra posibilidad es creer que fue acertada la rebeldía para con aquellos paradigmas trasmitidos por educación y ambiente.
Pero, me fui frustrando en la vida por no alcanzar las nuevas formulaciones de felicidad que fui buscando y hoy sin más debo regresar cual hijo prodigo y con la frente marchita hacia atrás…

Suele suceder que cuándo sólo busco el “éxito”, esto muestra la traición y olvido de las mejores esperanzas de la vida.

Por mi parte creo que hay una tercera posibilidad. Fue acertada la rebelión juvenil pero tuve que reformular la búsqueda muchas veces y aun lo debo hacer. Nada tiene que hacerme perder esa “llama” joven, llena de esperanzas.

Aunque ciertamente la experiencia de vida y el buen conocimiento nos ayudará a ir mejorando la formulación y búsqueda de los verdaderos valores de la vida.

Sería como afirmar que la “ pulsación” de la juventud es correcta pero con información de vida insuficiente. Por lo tanto luego, con la experiencia de vida acallo el impulso juvenil o mejoro su formulación?

Finalmente por mi parte, he abrazado una Doctrina, donde se explica desde un testimonio de vida como ejemplo que nos diera Silo, que tengo libertad para creer o no creer en dios, que tengo libertad para creer o no creer en la inmortalidad. Que puedo y debo superar el sufrimiento. Una enseñanza que fomenta la libertad para que cada uno aclare por sí mismo, el sentido de su vida.

Una nueva actitud ante la vida basada en la ayuda, la amistad y la experiencia. Un estilo de vida que privilegia el trato a uno mismo y el trato a los demás como partes de una misma unidad.

En esta apretada síntesis que también es un testimonio, digo que aquí, se valora como una forma de materializar los fundamentos que mencioné antes, la comunicación con mi propia interioridad y con los demás o sea el intercambio de experiencias.
Por lo tanto, si bien no rechazo la información que llega por los distintos medios, no rechazo la realidad individual, tampoco las estadísticas ni los liderazgos. Intento referenciarme -saber donde estoy parado- con la reflexión sincera sobre mi propia situación y el abierto intercambio con otros, compartiendo experiencias, dudas, ideas y acciones. Estos son los actos esenciales que intento sostener en mi vida.
Gracias a esto, algunas veces creo percibir estímulos diferentes y de otros “espacios” que no son los de la simple cotidianidad…

Estos estímulos o señales no dependen de mí, pero si depende de mí tener una nueva actitud ante la vida…



2 comentarios:

  1. Gracias Pablo por compartir estas reflexiones, muy interesantes y son temas a los cuales les estuve dando vueltas. Un abrazo. Ivan

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  2. Sí Ivan son temas muy nuestros!! Un afectuoso abrazo.

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