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El Fracaso, el Portal y la Renovación

jueves, 28 de agosto de 2025

No se pretende exagerar ni universalizar, pero se advierte un silencioso pesimismo. Lo expresan o insinúan personas con una cierta sensibilidad, quienes señalan, de buena fe, que se necesita algo de "humanismo". No discutiremos aquí a qué tipo de humanismo se refieren, pues hay distintos e incluso un Nuevo Humanismo que propone temas que merecen una exploración más profunda. De todas maneras, es crucial destacar esta advertencia que muestra cómo el mundo se ha vestido de crueldad, violencia y anti-humanismo.

Se percibe un pesimismo creciente y radical en algunos intelectuales de izquierda y progresistas. El avance global del autoritarismo parece dejar a este "campo progresista" en una derrota que no es coyuntural. Por el contrario, la analizan como la pérdida no de una batalla, sino de la disputa histórica con esa visión egoísta del mundo.

Esta suerte de "fin del mundo" es el reflejo de que las aspiraciones no se han cumplido y, además, de que la crueldad parece triunfar.

Los ejes de este pesimismo son claros. Por un lado, élites globales y locales que acumulan y compran todo y no parecen motivadas a mejorar la vida de la humanidad. Por otro, una capacidad destructiva global (nuclear, bacteriológica, etc.) que está en manos de esas mismas élites. A esto se suma el avance creciente en la manipulación de la subjetividad de las personas, utilizando los avances tecnológicos, así como el auge de gobiernos con insensibilidad social apoyados por mayorías. Y finalmente, la conciencia de la caída definitiva de los "dioses externos" y la soledad universal.

Puede ser que este catastrofismo sea una señal de que algo ha terminado, y que el camino a seguir implica aceptar y reconocer el fracaso de ciertas creencias —como la democracia formal— y de ciertos valores e ideologías. Hay cosas que van cambiando y es necesario reconocerlo; no podemos confundir las "cáscaras" con lo esencial. Si los otros importan, hay que reflexionar sobre cómo ayudarlos, en lugar de creer que las recetas de siempre tienen la respuesta. Quizás la expectativa no tiene mesura, quizás la acción no es oportuna. Se pueden revisar las expectativas y las acciones.

Tal vez todavía no se pueda vislumbrar los aspectos positivos que trae el cambio, ni la importancia de la dirección que podemos asumir, impulsar o elegir.

Se abrió un portal histórico gigante, nunca antes fuimos tantos distribuidos y conectados en todo el planeta. Esta gran puerta tiene el poco atractivo nombre de "Fracaso". Es el profundo deseo de renovación tal vez lo que impulse a pasar por ahí. La otra opción es quedarse en la frustración, confundiendo nombres y palabras con lo más importante: aquella buena esperanza a la que no hay que renunciar.

Si todo esto ciertamente se relaciona con el presente, solo queda una pregunta fundamental:

¿Qué se debe dejar atrás para atravesar ese portal del fracaso y la renovación?

Acerca de una frase

domingo, 27 de julio de 2025

Con el interés de profundizar en la siguiente frase que figura en la ficción El día del león alado, de Silo: “los símbolos encarnados de la época…”. Encontré diferentes acepciones de la palabra “símbolo”, creo que esta se ajusta. Real Academia Española: Elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición, etc. (Bandera símbolo de la patria, paloma símbolo de la paz). En el libro “Autoliberación” y en el contexto de los trabajos de Operativa se dice: imagen de carácter fijo que surge del canal abstractivo, desposeída de caracteres secundarios, reductiva. Que sintetiza o abstrae lo más esencial de todas las características presentes. Cuando el símbolo cumple con la función de codificar registros, le denominamos signo.

En este contexto comprendí como se da el cambio, decadencia y aparición de nuevos modelos cuando en las sociedades van cambiando las ideas y por lo tanto quienes las encarnan.

Aquí, me tome la libertad de intentar captar lo que representa el siguiente personaje.

Símbolos Encarnados en Tenetor III

Tenetor III es el símbolo de un líder que no solo dirige, sino que también experimenta y se arriesga personalmente. Al ser el primer sujeto en explorar la nueva tecnología, simboliza la valentía, la exploración y el compromiso con la innovación desde la propia experiencia, a diferencia de líderes que solo dirigen a distancia.

Su rol de coordinar a distintos especialistas y persuadirlos a poner sus virtudes al servicio del proyecto lo convierte en un símbolo de la colaboración entre inteligencias. Reconoce y valora el conocimiento ajeno (saben sobre particularidades que él no), lo que simboliza la ubicación y la prioridad puesta en alcanzar un objetivo común.

La decisión de no compartir su experiencia hasta que cada miembro del equipo haya tenido la propia es un símbolo de confianza en el equipo y de la importancia del aprendizaje a partir de la experiencia individual y conjunta. En lugar de imponer su visión y sacar algún beneficio personal, fomenta que cada quien descubra y aprenda, promoviendo luego un intercambio de experiencias para la toma de decisiones. Esto simboliza un modelo de liderazgo que da participación y que busca el crecimiento horizontal.

En síntesis, Tenetor III representa un modelo de liderazgo que prioriza la experimentación personal, la colaboración de inteligencias y el fortalecimiento del equipo como pilares fundamentales para el avance del proyecto.

Oda a la rebelión

lunes, 21 de julio de 2025

¿Chispa divina?¿Qué susurra en los oídos?

Fuego enjaulado buscando su rumbo,

Torrente invencible que siembra intentos,

Destello abrasador en la oscuridad,

Bastón en las sendas difíciles,

Raíz que rompe el asfalto,

Germen de la revolución,

Compañera en la soledad,

Voz que quiebra el miedo,

Abridora de futuros negados,

Amiga de todos, de cada corazón,

Ojalá nunca deje de mirar hacia vos,

Sin tu luz la noche es amenazante,

Sin tu aroma hay decrepitud,

Faro eterno, que ilumina el alba.

Desubicados

jueves, 3 de julio de 2025

Existe un inquietante desajuste en estos tiempos. La realidad parece desubicada con respecto a nosotros, y nosotros mismos nos sentimos desubicados ante ella. A pesar del incesante flujo de información global, una sensación de impotencia nos embarga. Observamos a diario a personas perturbadas, abandonadas a su suerte, y la posibilidad de intervenir activamente parece ínfima. Las circunstancias apuntan inexorablemente hacia un deterioro mayor. Anhelamos traer al presente los recuerdos de buenos momentos, pero nos confrontamos con la innegable verdad: el tiempo ha dado vuelta la página y aquel mundo ya no corresponde al presente.

Es precisamente en este contexto que retomo estos 12 puntos clave para la reflexión y la adaptación, extraídos de la valiosa obra de Silo que transmitió en su libro CARTAS A MIS AMIGOS. TERCERA CARTA A MIS AMIGOS, SILO, 1991.

1. Hay un cambio veloz en el mundo, motorizado por la revolución tecnológica, que está chocando con las estructuras establecidas y con la formación y los hábitos de vida de las sociedades y los individuos.

2. Este desfasaje genera crisis progresivas en todos los campos y no hay por qué suponer que va a detenerse sino, inversamente, tenderá a incrementarse.

3. Lo inesperado de los acontecimientos impide prever qué dirección tomarán los hechos, las personas que nos rodean y, en definitiva, nuestra propia vida.

4. Muchas de las cosas que pensábamos y creíamos ya no nos sirven. Tampoco están a la vista soluciones que provengan de una sociedad, unas instituciones y unos individuos que padecen el mismo mal.

5. Si decidimos trabajar para hacer frente a estos problemas tendremos que dar dirección a nuestra vida buscando coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Como no estamos aislados esa coherencia tendrá que llegar a la relación con otros, tratándolos del modo que queremos para nosotros. Estas dos propuestas no pueden ser cumplidas rigurosamente, pero constituyen la dirección que necesitamos sobre todo si las tomamos como referencias permanentes y profundizamos en ellas.

6. Vivimos en relación inmediata con otros y es en ese medio donde hemos de actuar para dar dirección favorable a nuestra situación. Esta no es una cuestión psicológica, una cuestión que pueda arreglarse en la cabeza aislada de los individuos, este es un tema relacionado con la situación en que se vive.

7. Siendo consecuentes con las propuestas que tratamos de llevar adelante, llegaremos a la conclusión que lo positivo para nosotros y nuestro medio inmediato debe ser ampliado a toda la sociedad. Junto a otros que coinciden en la misma dirección implementaremos los medios más adecuados para que una nueva solidaridad encuentre su rumbo. Por ello, aún actuando tan específicamente en nuestro medio inmediato, no perderemos de vista una situación global que afecta a todos los seres humanos y que requiere de nuestra ayuda así como nosotros necesitamos la ayuda de los demás.

8. Los cambios inesperados nos llevan a plantear seriamente la necesidad de direccionar nuestra vida.

9. La coherencia no empieza y termina en uno sino que está relacionada con un medio, con otras personas. La solidaridad es un aspecto de la coherencia personal.

10. La proporción en las acciones consiste en establecer prioridades de vida y operar en base a ellas evitando que se desequilibren.

11. La oportunidad del accionar tiene en cuenta retroceder ante una gran fuerza y avanzar con resolución cuando esta se debilita. Esta idea es importante a los efectos de producir cambios en la dirección de la vida si estamos sometidos a la contradicción. 

12. Es tan inconveniente la desadaptación en un medio sobre el que no podemos cambiar nada, como la adaptación decreciente en la que nos limitamos a aceptar las condiciones establecidas. La adaptación creciente consiste en el aumento de nuestra influencia en el medio y en dirección coherente.

Homenaje a Edgar Allan Poe: Una Nueva Perspectiva

viernes, 20 de junio de 2025

Este breve texto surge de una lectura compartida con amigos del relato "El caso Poe", incluido en el libro "El día del león alado" de Silo.

El relato de Silo nos impulsó a explorar diversos temas, y en esta ocasión, me sumergí en uno de ellos. Otros puntos igualmente fascinantes quedaron pendientes, como la noción de "la red temporal" y la precognición que Edgar Allan Poe plasmó en su novela "La narración de Arthur Gordon Pym". Sin duda, cualquier lector dedicado encontrará otros aspectos de interés.

Siempre atribuí la singular capacidad de Poe a sus interrupciones alcohólicas de la vigilia. Solía pensar que, en ese estado de embriaguez, captaba sucesos que luego, al recuperar la lucidez, plasmaba en sus escritos. Lo veía como inspiraciones surgidas de la irrupción de fuertes borracheras en su estado cotidiano.

Sin embargo, hoy me asalta una pregunta diferente: ¿Y si esas borracheras fueran, en realidad, su forma de evadir las representaciones de personas del futuro que necesitarían auxilio? En una época donde no existían opciones para alguien con tales capacidades, solo hay que imaginar por un instante vivir con la certeza de una escena de peligro mortal que está por suceder y no tener los medios para ayudar. Son imágenes que aparecen sin mediación y sin contar con interlocutores que ayuden a atenuar o comprender lo que está pasando.

Aquí no se trata de los temores propios de la imaginación que todos conocemos, sino de un fenómeno distinto.

¿Es posible que individuos con una gran sensibilidad, en diversos campos, no logren adaptarse a un sistema maquinal, estrecho y violento? Y que, en muchos casos, recurran a la embriaguez (en sus diversas formas) ante la ausencia de un apoyo genuino para canalizar sus capacidades. No podemos creer que solo existan dotados para el deporte o para hacer buenos negocios con los Estados.

Si esta hipótesis se verificara, el diseño de un nuevo mundo debería integrar este enfoque, priorizando la comprensión antes que la punición, el castigo o la discriminación de quienes parecen "inadaptados".

La Realidad

Salgo al patio. Es verano y el sol anuncia un día insoportable. La parra, esa maldita parra que da uvas que nadie come y solo ensucian el suelo, es tan molesta como la paloma que marca las baldosas con sus excrementos. Y, para colmo, van a nacer dos crías más. Parece que la mañana me anticipa otra jornada perturbadora.

Salgo al patio. Es verano y las sombras, huyendo del sol, dibujan formas grotescas en las nudosas ramas de la parra. Los racimos color sangre me advierten que atraerán insectos y otras plagas. La paloma me observa con una mirada inquisidora. Siento que el mundo que veo conspira contra mí. ¡Qué suerte la mía!

Salgo al patio. Es verano y el sol suave de la mañana acaricia la parra, que muestra racimos multicolores, anunciando su próxima madurez. Hay una empatía palpable entre la luz, el calor y la vida. La paloma, en su nido, indica que algo también está madurando bajo su cuerpo cálido. Me siento profundamente conmovido y hermanado con todo lo que me rodea. 

Luego de tres jornadas me pregunto: ¿Cuál es la realidad? ¿Qué organiza el mundo que veo? ¿O será que yo fuerzo al mundo para que me devuelva algo afín a lo que siento y pienso?