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Del laberinto a la vida

domingo, 31 de marzo de 2024

Rítack se detuvo después de incontables intentos. Se encontraba perdido en el laberinto, un enigma de pasillos retorcidos y encrucijadas sin fin. Había probado todas las rutas posibles: la salida a la derecha, custodiada por el león que aparentaba indiferencia pero que, en realidad, se alimentaba de la inocencia de quienes confiaban en él; el camino del medio, con sus sombras susurrantes que robaban tiempo y esperanza; e incluso la salida trasera, donde la oscuridad se camuflaba entre espejismos luminosos, atrapando a los incautos en una vida ilusoria de encierro perpetuo.

Rítack se tomó un día para reflexionar sobre sus opciones. Agotadas sus posibilidades, pidió desde el fondo de su ser mirando hacia las alturas, que estaban sobre el laberinto, luego de unos instantes ya bajando la vista, vio un destello en la arena: era un pequeño espejo con marcos de oro. Cada vez que se reflejaba en él, su imagen se hacía más diminuta, hasta que se dio cuenta de que su cuerpo también se encogía proporcionalmente. Así, reducido al tamaño de un alfiler, comprendió que podría pasar desapercibido ante el león.

Corrió velozmente hacia la salida, manteniéndose pegado a la roca hasta que fue él, en su diminuta forma, quien le dio la espalda al león. Liberado del laberinto, comenzó a vivir una vida auténtica, libre de las trampas y engaños que había enfrentado.

Sin embargo, su liberación no estaba completa. Aunque ahora conocía el camino hacia afuera, no podía ignorar a los demás que aún estaban atrapados en el laberinto de la vida anterior. Con la ayuda del espejo, volvió a reducir su tamaño y regresó al laberinto, invisible para el león.

Intentó ayudar a aquellos que se cruzaban en su camino, pero muchos no reconocían su encierro o se resistían a aceptar la realidad. Por más que los pusiera ante el espejo, nada sucedía. 
Rítack comprendió entonces que su propia liberación comenzó con el reconocimiento de su propia prisión y el sincero clamor interno por una salida y fue ese acto que le dio magia al objeto (espejo). Se preguntaba cómo podía ayudar a los demás a alcanzar ese punto de quiebre, ese momento crucial en el que la verdad se revela y la liberación se vuelve posible.

¿La ven?

domingo, 24 de marzo de 2024

Las grandes tendencias de la Historia pueden ser medidas de diferentes formas, una de ellas es a través de los cambios generacionales. En estas nuevas generaciones se manifiestan transformaciones en la manera de sentir, en los valores y creencias. En ocasiones, estos cambios son sutiles, mientras que en otras son bastante marcados. Algunos son tan notorios que nos llevan a afirmar: "¡cambió el mundo!".

Con gran simultaneidad, estos cambios comienzan a expresarse no necesariamente de maneras deseables o esperadas según lo establecido en cada momento, sino más bien, generalmente, en reacción a esto. Es por ello que lo establecido se alarma y se ve desconcertado sobre cómo responder.

Estas transformaciones no pueden ser categorizadas como buenas o malas de manera definitiva, ya que su ponderación en la coyuntura es difícil. La perspectiva más adecuada proviene de una mirada amplia sobre los procesos y la Historia. Por otro lado, ¿de qué sirve oponerse a una cierta evolución de las cosas sin comprender primero, con cierta profundidad o amplitud, lo que está sucediendo?

Para ejemplificar todo esto, podemos remontarnos a los grandes cambios que empezaron a manifestarse con fuerza en la década de 1960, quizás la primera manifestación mundial con cierta espontaneidad y coherencia. En aquel entonces, ocurrieron numerosos acontecimientos en diversos campos, y podemos tomar como referencia a la banda de Liverpool como una manifestación de esa nueva forma de percibir el mundo y de lanzarse a vivirlo y transformarlo.

Cincuenta años más tarde, muchas cosas han cambiado. Podemos dar una zancada en el tiempo y tomar otro hito que refleje los nuevos aires que se han precipitado en la vida. Las generaciones más antiguas lo experimentan con cierta incredulidad, seguramente similar a la que sentían los padres de las generaciones de los años 60. El 15 de julio de 2012, un cantante coreano publicó en YouTube el sencillo "Gangnam Style". Esta canción recorrió el mundo y se convirtió en el primer fenómeno viral internacional, rompiendo récords Guinness al superar las 3,748,000,000 de vistas.

Con esta canción se expresaba algo completamente nuevo, derribando barreras geográficas, culturales y de medios de comunicación. Se confirmaba la existencia de un mundo virtual de algoritmos, pantallas, brevedad y cambio constante. Todos podían acceder a este mundo desde pequeños dispositivos que además permitían la interacción desde cualquier lugar. Avanzaba el mundo de las redes sociales, las selfies y la individualidad que se encarga de mostrar instantes de placer, humor, opinión, etc. Por último, la inteligencia artificial y el rumbo del mundo se vuelven inciertos, aunque parece que las nuevas generaciones mayoritariamente saben lo que No quieren...

Un mundo de certezas exteriores, pero de incertidumbre interior. En este contexto, se buscan respuestas y algunas aparecen, pero carecen de proyección futura, ya que basan su certidumbre en el pasado (fueron "aciertos" en otros momentos históricos), mientras que no hay propuestas conocidas que basen su certeza en el futuro...

En medio de todo esto, el siloismo es una salida que fundamenta su certidumbre en el futuro, aunque quizás sea difícil de narrar, pero así es...

Nota: The Beatles y la canción Gangnam Style, son elegidos aquí como “marcadores” de un momento, no se les da otra relevancia. Son fenómenos concomitantes con lo que está sucediendo de manera extendida.

Relato de experiencia

jueves, 14 de marzo de 2024

La demanda de tiempo, en general, creciente para tratar de atender las necesidades básicas; la atmosfera social contaminada de violencia; la estimulación consumista o de bandos constante a través de los instrumentos tecnológicos y otras situaciones más, atentan contra las personas. Particularmente en su espacio, su silencio, su reflexión, etc. Esta dinámica se ha venido acelerando y no pareciera detenerse, sino continuar en aumento.

Todo esto, que se puede sintetizar como una “situación desestabilizante”, reclama sumar algo que apuntale una adaptación creciente. Pero, por la misma complejidad de la situación actual, algo que esté a la mano y que no requiera una gran inversión de tiempo o de aplicación.

Así llegamos a la conclusión de comenzar por lo básico: manejar la atención o intentar que ésta esté dirigida por uno.

Comenzamos con algunas lecturas y un grupo de intercambio sobre el tema. Nos propusimos “sintonizarnos” diariamente en algún horario como factor de ayuda en medio de la cotidianidad. De los resultados e intercambios de este grupo, aquí no se hablará, pero como sí formo parte de la experiencia que describiré, no puedo obviar la mención de todo esto.

En particular, la lectura de esta charla, mostró una nueva faceta del trabajo atencional, como suele pasar cada vez que uno relee algo ya leído.

Aporte sobre la Atención (Aporte de una Charla con Mario. Mendoza, septiembre 89)

“…Estamos hablando de un diferente comportamiento mental. Que, sin duda, marca diferencias con el comportamiento mental habitual que observamos a nuestro alrededor.

Nosotros observamos a nuestro alrededor un comportamiento mental muy determinado, muy poco manejado, muy poco claro y, por supuesto, muy poco potente.

Parece que podemos asumir un comportamiento mental, que es también conducta un comportamiento mental que tiene su rédito en esto de la reversibilidad, la crítica, la autocrítica y de la potencia en el pensar…”

Esto de definir a la atención como un “emplazamiento mental” más que una técnica o practica fue un descubrimiento.

Así, buscando este modo de ponerse, en algún momento logré mantener un estado atencional fluido y sin esfuerzo que transitaba normalmente por los niveles de conciencia. Leía “entre líneas” todo lo que escuchaba. Hasta que resultó un modo de estar abrumador, donde casi nada tenía brillo, había falsedad, mentira, se repetían las mismas cosas, una aburridera, etc.

Tuve un suave deseo de volver a la dormidera, a un nivel donde sea posible, aun con idas y vueltas, créese el mundo…

De tal manera que volví a mi estado habitual, sin embargo, me dije: ese nivel más “despierto” está muy cerca, no es lejano, aunque uno tiene que tener muy claro para qué llegar ahí. Con qué propósito.

Esta ausencia de un “para qué” real o experimentado ahora, hoy por mí, quedó en evidencia y así, sin problemas, retomé mi habitualidad.

Hasta que, en un día cualquiera, vino desde muy adentro esta certeza: porque estas esperando del mundo, es cierto que lo que te da, en general, es criticable, no vamos a discutir eso, pero podrías cambiar tu emplazamiento y, asumiendo que las cosas están mal, ver que podes aportarle al mundo.

Hoy creo que es muy difícil mantener ese emplazamiento de “recibir” mientras intento “despertar”, son caminos opuestos…

Septiembre 2023

Cerraron todas las puertas

Irónica press

By Roberto Recaliente


Sí, por lo menos en los últimos cuarenta años (tiempo aproximado del “pacto social” de vivir en democracia), se fueron cerrando todas las puertas que llevan a la posibilidad de lograr una vida digna para todos. Tras la esperanza vino la decepción y una nueva esperanza, luego otra decepción y así se llegó al:” que se vayan todos”, se cambió sin cambiar, se fueron sin irse, pero, nuevas esperanzas y más decepciones…

¿Cómo se logra un proyecto de vida? ¿Cómo se llega a tener una casa? Cómo se alimenta a una familia, cómo se hacen las cloacas, cuándo llega el confort, el agua. ¿El trabajo dignifica? ¿Cuál trabajo?

A estas alturas, se agotaron las salidas racionales, pero, a pesar de eso, se siguen buscando “salidas” …

La magnitud de la decepción y de la autocrítica necesaria, la marca el mismo personaje que es su síntesis: el Juan Nadie (hasta ayer) que consulta a su perro muerto…

No bastará culpar a personas, no bastará la autocrítica individual, también es necesario criticar el tipo de democracia y su funcionamiento.

Mientras suenan las alarmas que son activadas por lo que está pasando hoy, simultáneamente, hay que renovar las propuestas y esto será posible si se renuevan los individuos y conjuntos que pueden hacer algún aporte…

Robo de significados

Las palabras y los símbolos tienen algún tipo de identidad, en un caso dada por la lengua y en el otro por convenciones que se instalan. También los contextos donde se utilizan pueden alterar, reafirmar o tergiversar su significado literal o simbólico.

Por ejemplo, el octógono, luego de estar en un largo sueño geométrico de neutralidad, hoy simboliza una alerta de los excesos nutricionales de bebidas y alimentos.

La esvástica, después de formar parte de significados “religiosos” en pueblos muy antiguos (hay testimonios ornamentales en diferentes culturas). Fue tomada por los nazis, le sustrajeron ese contenido y sabemos hoy de su espantosa asociación.

Actualmente, se está ensayando una alteración del significado de la palabra “libertad”. Pareciera que ésta simplemente describe, en este nuevo contexto, a la voluntad del que “puede” por sobre el resto, amputando así otros contenidos incluidos en su significado…

¿Qué pasó con la normalidad?

Explotó por los aires. En su remplazo está esto…

¿Qué tiene de normal, lo que estamos viendo? Algunas cascaras y la resignación de tratar de aceptarlo.

Esto no comenzó ahora, viene sucediendo hace varios años, pero como todo, se fue intensificando y hoy es casi intolerable para muchos. Luego, los otros, se adaptan rápidamente al descontrol y le sacan algún provecho, aunque algo les va sucediendo en el psiquismo…

Se pueden enumerar los indicadores de pérdida o ausencia de normalidad, para no confundirlo con cambio cultural, no es cambio cultural perder la razón, esto es lisa y llanamente, locura, individual o colectiva.

También hay que reconocer que la normalidad que se tenía no era de buena calidad, había muchas cosas que era necesario cambiar (aquí por favor no entrar en lo K o lo anti K) había un mundo antes, que era necesario humanizar, ahora, pareciera necesario enquiciar (está fuera de quicio) como comienzo…

No será tratando de restaurar lo pasado como si hubiera sido una paradisiaca normalidad. Será tratando de atender a lo que es real para cada uno, real como experiencia para que esa sea la nueva normalidad a tener en cuenta y no dejarse arrastrar por el desconcierto y la locura.

Qué tiene de normal la guerra habiendo tantas vías de comunicación, tantos mediadores desinteresados. Se dirá que, por dinero, que tiene de normal que mueran los propios e inocentes de los bandos para tener más dinero.

Qué tiene de normal la mentira institucionalizada, periodística, empresarial, política, judicial, se dirá: es todo por poder y dinero, pues, qué tiene de normal arrasar con todo para conseguir eso.

Si al mundo lo maneja o lo influye gente que solo le importa el dinero, su verdad, su posición, etc. y no le importa la gente ¿Qué tiene de normal esto?

¿Haría algo de esto cada uno de nosotros por dinero? Creo que no, pues no estaría leyendo esto, estaría seguramente afectando la vida de alguien… por dinero.

Se podría seguir y creo que cada cual podrá sumar algún aspecto. Lo cierto es que, para no caer en la locura generalizada, hay que tener de qué agarrase y hacerlo rechazando la falsa normalidad en la que nos quieren meter...