PLAN

Hay mucha información sobre la relación del ser humano con el fuego. Aunque se exponga de distintas maneras, nadie duda de la relevancia que éste tuvo en los tiempos pasados, prehistóricos, como se dice.

Tampoco se puede dudar de las dificultades, las resistencias y su superación cuando finalmente “lxs Primerxs” se le animaron, lo tomaron, conservaron y recrearon cuando lo necesitaron…

Más tarde, ya en tiempos históricos, los distintos pueblos le dieron un lugar de privilegio. Por citar algunos casos: las “pirámides” (hoguera, fuego) destino final de los notables y testimonio trascendente. Opuestamente, otros lo pusieron como origen y sede del mal, aunque poderoso por ser una divinidad “caída”. Para otros era un dios, Agni (fuego) protector de la humanidad. También algunos, con menos desarrollo, lo consideraban un medio de, regeneración de la vida y centro ceremonial. Así se podrían seguir enumerando ejemplos, de la importancia de este elemento en la vida en general, más allá de la cultura o pueblo. También se utilizó con fines prácticos, para la caza, ahuyentar peligros, alimentación, etc., etc.

Se lo vinculó de distintas maneras con el sol y el rayo, es decir, no solo estaba “abajo” sino que también estaba “arriba”, aunque claro en otra escala.

Es decir, que la relación con el fuego no es un fenómeno de una región o de una época en particular. Atraviesa a todos, con lo cual, se puede inferir que: representa una realidad “universal”. Un elemento de unidad del género humano.

Quienes han incursionado en el mundo interno, en sus imágenes y representaciones, con algo de sorpresa, se han encontrado con “el fuego” en una particular zona del espacio interno. Análogamente, con lo que pasa afuera, esto parece que es independiente a las culturas o edades…

Ante estas consideraciones, surgen algunas preguntas:

a- ¿Esta representación universal, del fuego, ligada a una zona del “espacio de representación” es un fenómeno histórico-cultural?

b- ¿O es una señal “codificada” o “encriptada” en la especie humana anterior al manejo del fuego?

Si se tratara de una respuesta afirmativa a la opción “b”, sería una evidencia indudable de la existencia de un Plan, de una maravillosa posibilidad que nos precede y que tiene un Sentido, un interrogante que siempre hemos tratado de develar…