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¿Señal?

martes, 27 de febrero de 2018

En una estación del tren subterráneo, sentado esperando su llegada, vi en la baldosa que tenia bajo mis pies un destello. Era como una gota de plata que brillaba en medio de la opacidad del resto, movía mi postura y desaparecía su resplandor para integrarse homogéneamente, con la totalidad de la superficie.
Con un pie traté de comprobar si era algo caído, pero no lo puede mover. Lo toque con los dedos y noté que estaba integrado al piso, aunque sobresalía levemente.

Efectivamente de acuerdo a la perspectiva que asumía, era un fulgor metálico plateado o desaparecía y se fundía en la tonalidad del resto.

Debo aclarar que mi funcionamiento mental, es bastante lento, aunque si no subo por esa “escalera” no llego muy lejos y mis movimientos corporales, hacia los que tiendo, se llevan consigo todas mis energías. Dicho más directamente, para que “el agua llegue al tanque”, tengo que hacerme preguntas, pues pocas veces me surgen las respuestas de manera rápida...

Comencé ha preguntarme: ¿cuántas probabilidades hay de que, en semejante espacio, alguien vea esto? ¿Será algo así lo que algunos llaman “señales”? Si fuera así ¿señal de qué?

Las dudas quedaron flotando y tomé una de las posibilidades que surgieron, me dije: como estoy por encontrarme con amigos, veré si allí alguien menciona la palabra “plata” (metal) o bien “baldosa”.

Luego, ya en el encuentro, me olvidé del asunto... Pero al día siguiente, descubro que efectivamente alguien utilizó, en más de una ocasión, la palabra “plata” (no referida al dinero, pues en estos tiempos, nombrarlo es casi una muletilla).

En fin, al comprobar esa especie de “anticipación”, comenzaron nuevas preguntas: qué utilidad puede tener esta señal, para qué fue captada, y ahora qué, etc.

Comprendí que ese modo de preguntarme “utilitario” no me llevaría muy lejos y asumí que, como en tantos otros casos, la contemplación de diferentes “paisajes” significa simplemente un “alimento” especial y que nada tienen que ver con la mentalidad práctica de la época...

Quizás pueden existir otros “argumentos” en el espacio de la vida y que, al ir recogiendo esos aislados “destellos”, esas “cuentas”, se pueda comenzar a enhebrar palabras, frases y en definitiva, asomarse humildemente al libro de los libros...

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